“Hagamos una Iglesia que los que la vieren labrada nos tengan por locos” así tradujo el pueblo lo que habían decidido en sus reuniones los canónigos de Sevilla en 1401. Estaban dando a luz, sin saberlo del todo, esta maravilla que hoy contemplamos y cuya historia resulta sorprendente.
Las Lágrimas de San Pedro, los Restos de Cristóbal Colón, el Giraldillo o el Lagarto son algunas de las leyendas que dan vida a los muros de la Catedral gótica más grande del mundo.
EL GIRALDILLO
“…una vez me mandó que fuese a desafiar a aquella famosa giganta de Sevilla, llamada Giralda, que es tan valiente y fuerte como esta de bronce y sin mudarse de un lugar, es la más movible y voltaria mujer del mundo…”
Capítulo 14, “Caballero del Bosque”
El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha
Miguel de Cervantes
El Giraldillo, símbolo de la ciudad de Sevilla, estatua renacentista de bronce que representa la Fe victoriosa y corona la torre de la Giralda, quizás la más majestuosa obra del Renacimiento Sevillano.
Es una veleta y da nombre a la torre que la sostiene. En la mano derecha lleva un gran estandarte, con el que choca el viento y en la izquierda, sostiene una palma, símbolo del cristianismo. En la cabeza lleva un casco y va vestida como una auténtica Minerva.
Pesa 1300Kg. y mide 7,5m. Fue fundida y esculpida por Bartolomé Morel en el año 1568.
EL LAGARTO
En el patio de los naranjos, en el lado de la nave Este, justo antes de acceder por la puerta de la granada, y colgados en la parte superior a la entrada se encuentran 4 objetos: un cocodrilo de madera de tamaño natural suspendido de las vigas del techo y adosados a la pared superior de la puerta se encuentran un bocado de caballo, un colmillo de elefante y un bastón de mando.
Por el año 1260, el sultán de Egipto envió una embajada al Rey Alfonso X “El Sabio” para pedir la mano de su hija. La embajada trajo diversos presentes, entre ellos: un hermoso colmillo de elefante, un cocodrilo del Nilo vivo y una jirafa domesticada con su montura. El Rey Castellano rechazó la petición de mano de su hija y aquí se quedaron el cocodrilo, la jirafa y los presentes. Pasando el tiempo y muerto el cocodrilo se disecó y su piel rellena de paja fue colgada en los patios de los naranjos juntos con la montura, el colmillo y el bastón de mando.
El cocodrilo actual está tallado en madera por un autor desconocido y se estima del Siglo XVI. Hoy en día sólo se conserva la estructura restaurada del animal en madera, popularmente llamado “Lagarto” por no conocerse, en aquel momento, espécimen mayor que dicho animal y dando nombre tanto a la nave del patio que lo contiene como a la puerta de acceso.
Dice la leyenda que esos objetos fueron puestos en representación de las virtudes cardinales: el cocodrilo como la prudencia, el colmillo como la fortaleza, la montura como la templanza, y el bastón de mando como la justicia.
En la actualidad, el Lagarto es uno de los objetos más populares de la Catedral y más buscado por niños y adultos que se asombran de semejante elemento puesto en un lugar tan sagrado como es este templo.